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Red Internacional

Pandemia Coronavirus. La situación de las mujeres empeora en el marco de la crisis sanitaria

En Venezuela las mujeres estamos más expuestas a las consecuencias de la crisis sanitaria del Covid-19. En el contexto de la catastrófica crisis donde la población tiene salarios bajos, devaluación de la moneda y el aumento de la pobreza las mujeres somos las más vulnerables.

Viernes 20 de marzo de 2020 | 19:14

El sistema de salud pública ya venía en completa decadencia y la crisis del coronavirus puso más al desnudo la situación catastrófica de todo el sistema sanitario. Aunque el Gobierno nacional tomó como principal medida el aislamiento social con una cuarentena del territorio nacional, todo este nuevo escenario ha dejado en evidencia las precarias condiciones del sistema de salud en Venezuela con infraestructura desmantelada, escasez de insumos, un personal que trabaja con las uñas, y una brutal desinversión de sistema de salud pública.

A pesar de las medidas que ha tomado el gobierno los casos vienen aumentando exponencialmente: el pasado viernes 13 de marzo con 2 casos y que en una semana ya suman 42, esto dentro de las estadísticas oficiales. El número de contagios podría multiplicarse rápidamente ante la imposibilidad de las mayorías a acceder a elementos básicos como el jabón, alcohol, inclusive agua y sin hablar de poder realizarse el despistaje de la enfermedad, por la prueba de sangre y radiografía de tórax.

¿Por qué las mujeres somos las más expuestas?

Por lo que vemos en las estadísticas a nivel mundial el virus no discrimina a nadie, te puede afectar sin importar tu género. Aun así, existen muchas razones que hacen a las mujeres las principales afectadas.

Las mujeres son mayoría en el área de salud, en el caso de las enfermeras y limpieza, aunque también entre médicos y técnicos. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 70 % del sector laboral de la salud son mujeres. Con solo ver las movilizaciones del 2018 del sector de la salud podemos ver que esta proporción se acerca bastante a Venezuela. Son ellas las que están más expuesta ya que en los centros hospitalarios tanto en Caracas como en otros Estados se reportan lugares donde escasean mascarillas, guantes, batas estériles e, incluso no disponen de agua, alcohol o jabón.

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La respuesta de las autoridades ha sido desestimar la petición de condiciones mínimas para poder trabajar en los centros de salud, incluso llegando al extremo de amenazar con despidos, llegando al extremo de llevarse detenidos a quienes denuncian las condiciones de trabajo, todo para amedrentarlos. Es decir, se obliga a quienes están en primera fila de la atención médica a trabajar sin condiciones mínimas requeridas. Con esa irresponsabilidad y autoritarismo, se expone a las trabajadoras/es, a sus familias y los convierten en un muy probable canal de transmisión del contagio al resto de la población.

Además de esto las mujeres son el sustento de muchos hogares y también la que se encargan en gran medida de las tareas del cuidado, lo que es un trabajo no remunerado o en condiciones precarias. Según el último censo realizado en el año 2011, el 39% de los hogares dependía principalmente de una mujer. A pesar de esto cuando hablamos de las tareas de cuidado no remuneradas las mujeres también son mayoría, y a esto se le suma la complicada tarea de conseguir los alimentos, las medicinas y los productos de higiene personal. En el 2015 una disminución de la población activa de las mujeres entre 15 a 24 años fue proporcional al crecimiento de las mujeres que se incorporaban a la categoría de “quehaceres del hogar” (428.330 personas). [1]

La llegada del virus a Venezuela es en un contexto de vulnerabilidad de las mujeres llena de desigualdades. Las medidas tomadas por el gobierno de Maduro como la cuarentena social, aun cuando sean adecuadas en sí misma pero insuficiente por la falta de test masivos, resulta una multiplicación de las desigualdades. El Gobierno dice tener toda una campaña mediática de “compartir en familia”, pero estas medidas recargaran más trabajo sobre el hombro de las mujeres. Es importante sumar el siguiente elemento señalado por Lucía Ortega en “Crisis, brechas y precarización: la situación de las mujeres trabajadoras en Argentina”, que es la dificultad para medir estadísticamente el ajuste en las tareas domésticas:

“En un contexto de suba de precios y deterioro de los ingresos tienden a intensificarse las tareas del hogar, por la necesidad de reemplazar productos adquiridos en el mercado por otros realizados internamente para abaratar gastos. Entre ellos, la elaboración de alimentos, el cuidado de adultos mayores y niños, la contratación de personal de limpieza. A eso se agrega el achicamiento de servicios provistos por el Estado (educación, salud)”.

La cuarentena no resuelve otro problema central

El gobierno decretó la “cuarentena colectiva social” que implica cerrar todos los centros de estudio y de trabajo (menos alimentación y salud), aunque esto pueda evitar el contagio de persona a persona, deja otro problema sin resolver ¿De qué van a vivir las mujeres? ¿De qué van a vivir las personas que dependen de ellas como sus hijos entre otros miembros de la familia?.

Un elemento a destacar es la feminización laboral de las ramas más precarias del trabajo, será las mujeres quienes pagaran los costos de ser las primeras despedidas o enfrentar los recortes, tanto en la administración pública, los servicios y en el sector privado.

El salario de hambre de 6 dólares al mes, obliga a las mujeres a tener de dos a tres trabajos parciales que aumentan el agotamiento, además las mujeres tienen una sobrerepresentación en el trabajo informal según cifras del INE (2016) el 52% de las mujeres declaró no poseer empleo formal, lo que quiere decir que la mayoría no goza de seguridad social. El otro 48% tanto en el sector público como privado se le anularon las contrataciones colectivas y el HCM. [2]

Aun que el gobierno desde hace muchos años no da cifras oficiales sabes que como suele suceder en las crisis económicas, sociales o sanitarias, la desigualdad tiende a agudizarse y las malas condiciones de vida a empeorar. Las sociedades, como las nuestras, organizadas alrededor de las ganancias de los capitalistas y no de la vida de las mayorías, quedan al desnudo ante cada emergencia como la que estamos viviendo.

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[1Venezuela desde Adentro: Situación, derechos y garantías para las mujeres en la Venezuela Bolivariana, por Anais Lopez Caldera, pág. 303.

[2Venezuela desde Adentro: Situación, derechos y garantías para las mujeres en la Venezuela Bolivariana, por Anais Lopez Caldera, pág. 304.

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