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Red Internacional

Este sábado 31 de octubre, aparte de las manifestaciones que se dieron por la noche en la península, en la localidad de Arguineguín, Gran Canaria, la ultraderecha también salía a la calle.

Jueves 5 de noviembre de 2020 | Edición del día

En este pequeño pueblo de 2500 habitantes el discurso xenófobo de la rancia derecha española está en auge. Al grito de “ilegales” o “parásitos”, vecinos de la localidad se manifestaban, adornados de la habitual bandera de España, en contra de la inmigración de “los morenos”.

Según el periódico El País a la cifra de migrantes africanos llegados este año a las islas es de “unos 12.000”, de los cuales unos 1300 han alcanzado la localidad de Arguineguín. Esto ha servido de leña para los discursos racistas de VOX, que, en su retórica, se aprovecha del descontento de las clases populares por culpa de la crisis y el desempleo y lo redirige hacia los más pobres: los y las migrantes africanos.

El discurso de VOX y otros grupos de ultraderecha, construido alrededor del nacionalismo español, apunta siempre al mismo enemigo. Las personas negras, que llegan en condiciones inhumanas desde países diezmados por las guerras, la miseria y la expoliación de las empresas imperialistas europeas, son recibidas con insultos y reproches por ser “invasores” de una tierra que les ha robado todo y por “recibir demasiado del Gobierno”. Hipócritamente, además, pues son estos inmigrantes irregulares los que luego acaban en los trabajos más precarios, siendo casi el 40% de la población esencial en Europa que, con la pandemia, es la que más expuesta está al Covid.

En medio de la pandemia, además, las y los inmigrantes están fuertemente presentes en aquella parte de la fuerza del trabajo que no han podido suspender el trabajo. Si tenemos en cuenta que en Europa contamos que hay entre un 10 y un 12 % de inmigrantes sobre la población total, en los sectores esenciales esta llega a casi el 40 %.

Pero el discurso xenófobo no es contra los inmigrantes en general, tiene su componente de clase, porque convenientemente nunca se dirige hacia los más de 27.000 británicos que viven en las islas, sino que siempre se apunta a los más pobres y explotados.

Aun con todo, la xenofobia no es exclusivo de la ultraderecha, reflejo más puro del racismo y el odio capitalista contra los trabajadores, los pobres e inmigrantes. También hay un extendido racismo institucional gestionado por el progresismo en el Gobierno. La coalición PSOE – Unidas Podemos habla de “gestionar la diversidad” causada por la inmigración, se entristece en la televisión y las redes sociales cuando salen noticias trágicas como las constantes muertes de personas migrantes en el Mediterraneo, pero al mismo tiempo mantienen los pilares del racismo institucional que recorre las venas del Régimen político español, aumentan a escondidas el tamaño de las vallas fronterizas y mantienen abiertos esas verdaderas cárceles para inmigrantes que son los CIEs.

Al comienzo de la pandemia el PSOE dijo “no vamos a olvidar a nadie”, pero no ha hecho nada por las personas inmigrantes. Como dice el compañero Daouda Dieye: “somos nadie para el gobierno”.

Integrada en el sistema capitalista, esta “izquierda” no está interesada en solucionar los problemas de las personas migrantes, siendo la mayoría precarias y explotadas, sino en no molestar a los capitalistas que se benefician de explotarles en los campos, bares o supermercados. En ese campo, el discurso de Vox sólo puede seguir ganando terreno. Hay que oponerle un programa de unidad de las filas obreras y de defensa de nuestras hermanas y hermanos de clase inmigrantes.


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