La noche del domingo 6 de diciembre un precario bote pesquero partió de Güiria, en el estado Sucre, con destino a la vecina Trinidad y Tobago, unas cuatro horas de navegación. El 13 de diciembre, los cuerpos de las víctimas comenzaron a llegar a suelo venezolano en avanzado estado de descomposición. Los últimos reportes contabilizaron 34 fallecidos. Entre ellos había siete niños y niñas.
Se trataba de trabajadores y del pueblo pobre desesperados por el hambre, la miseria y los salarios de hambre que pierden sus vidas en el naufragio que salen en embarcaciones intentando migrar a las islas del Caribe. Los primeros cuerpos fueron hallados flotando en el mar a 6.3 millas náuticas de las costas de Güiria, en el estado Sucre, lugar desde donde la embarcación (un peñero) Mi Recuerdo salió con destino a la isla.
La indignación aún sigue no solo a los habitantes de Güiria sino a todo un pueblo sumido en una de las mayores miserias no tiene precedente. El desespero de salir de la calamidad llevó y sigue llevando a los trabajadores y a los pobres a utilizar estas rutas de riesgo, pues ni siquiera tienen los recursos necesarios ni los medios legales (contar con un simple pasaporte) para salir del país, al paso que son rechazados al país que desean llegar.
En ese entonces el naufragio puso a la luz una de las cosas más conocidas: que el paso por mar de Güiria hacia Trinidad era y es una de las rutas de migración más usadas, todo esto con conocimiento claro de los Gobiernos de Venezuela y Trinidad y Tobago, siendo la travesía es muy peligrosa y que cientos de personas han desaparecido. Un cruce que se incrementó con la crisis económica y social de Venezuela que aún continúa expulsando a personas de bajos recursos a salir del país, y ante la política criminal también de Trinidad y Tobago de expulsarlos, terminaban en estos resultados trágicos.
La condición de miseria no ha cambiado desde entonces. Aunque el gobierno sigue sin publicar indicadores de la situación social y económica, una manera de buscar ocultar por parte del Gobierno de Maduro la cruda y alarmante realidad que vive el país. Es toda esta realidad la que buscaron tapar con la no publicación en todos estos años de esta cruel realidad, donde los niveles de pobreza extrema no han hecho más que aumentar.
Pero es una situación imposible de ocultar en medio del drama nacional del pueblo con penurias extremas y que incluso ha forzado una de las más grandes migraciones en la historia del país. Según la última encuesta Encovi, tomando los niveles de ingreso, el 94,5 % de los venezolanos viven por debajo del umbral de pobreza. La encuesta también mostraba que el 76,6 % de los venezolanos viven por debajo del umbral de la pobreza extrema, lo que supone 8,9 puntos porcentuales más que en el anterior informe del 2019/2020.
Esta es la situación que conduce a este tipo de migraciones con las trágicas consecuencias. Por eso Güiria sigue doliendo. El contexto no ha cambiado. Por el contrario, se ha agudizado. Según los mismos pobladores a diario siguen saliendo entre 2 y 3 embarcaciones con destino a Trinidad y Tobago.
Por eso a un año de la tragedia seguimos diciendo como en aquel entonces el Gobierno y el Estado venezolano son responsables de esta tragedia que expulsa por la miseria y la catástrofe a millares de pobladores pobres y trabajadores. Así como también fue responsable el Gobierno y el Estado de Trinidad y Tobago, que los rechaza y los devuelve al agua “como quien se quita de encima un problema ajeno, convirtiendo la política exterior en una de esas planchas que en los barcos piratas equivalía a la pena de muerte”.
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